En la onírica pantalla
tu cintura marca el ritmo
alterando el algoritmo
y este cuore de metralla.
¡Miro el móvil y no falla!
¡Presidiario de tus redes
me encaramo a las paredes
cual lasciva lagartija!
¡Si podrías ser mi hija
y ardo en likes por ti, Mercedes!
Quiero ser tu follamigo
y esnifarte hasta el exceso.
Recorrerte beso a beso
rumbo al sur, hacia ese ombligo
(pan crujiente, dulce trigo)
que derrocha primaveras.
¿Minifalda y escaleras?
Sin dudar te cedo el paso
y amanece el cielo raso
con el sol de tus caderas.
Ni Bukowski ni Neruda.
Ni Luis Royo ni Manara.
Un latido que se para
dibujándote desnuda.
Ni Shaolín ni zen ni Buda.
Soy el cisne, tú eres Leda,
la Calipso que me enreda
con su hechizo de iris verde.
Yo el Ulises que se pierde
por tus píxeles de seda.