Nadie confía en el niño eterno,
en el bardo
con el interior repleto de brisa.
No entiende los números,
los bebés se le caen de los brazos,
ve cada mapa
como una puerta llena de promesas.
Un violín gitano
dicta sus caprichos, nadie confía
en el niño eterno.
En el bardo con el interior
repleto de brisa.